De estar por casa

Rita llegó cansada del trabajo, había estado a caballo entre Tokio y Frankfurt para la fusión de 2 empresas de ámbito internacional. La crisis golpeó duramente al mercado de la comida de perro enlatada y eso había que salvarlo como fuera.

Por un lado estaba “Bukk Industries”, pioneros en las delicatessen para cánidos de alto copete, con clientes exclusivos como París Hilton (su perro… ella creemos que no) o el chucho que hizo “Un Chiuhaua en Beverly Hills” (y las secuelas… creo que ahora se estaba trabajando en una precuela que sería algo así como un “Mira quien habla” pero con perros… creo que los títulos provisionales eran “Oliendo culos a lo grande” o “Un Hijo de Perra muy suelto en Beverly Hills”)

Por el lado japonés se encontraba una empresa familiar, con siglos de antigüedad, sólo os diré que habían samuráis que ya iban patrocinados por ellos… “Akke Entreprises”, un conglomerado de pequeños establecimientos que se habían hecho grandes… un Carrefour pero japonés.

La fusión de ambas empresas había ido bien hasta la hora de consolidar el nombre de la nueva sociedad… ninguno de los 2 quería que su nombre quedara en el olvido, Bukk era un sinónimo de calidad, reconocido en toda Europa… le hablabas a un perro de conservas Bukk y se te enganchaba a la pierna de lo contento que se ponía… y como no Akke…, la sangre de aquellos antiguos samuráis había regado la simiente de aquel pequeño huerto y había hecho crecer sus frutos hasta convertirse en todo un imperio… ninguno de los 2 daría su brazo a torcer.

Rita les propuso algo… a ambos directivos les pareció lo más acertado… y le dijeron que irían a su hotel a terminar de discutir el tema…

En la habitación del hotel, se quitó los Manolos y tiró el De La Croix encima de la cama… , la choni que Rita guardaba en su interior salió cuando se puso sus zapatillas de andar por casa… y entonces se dio cuenta de las consecuencias del malentendido al que había conducido a aquellos hombres con el nombre que había propuesto…

”BukkAkke International”, picaron a la puerta… y ya era tarde para reaccionar, saltó por la ventana hasta la escalera de incendios y corrió al metro, que fue donde yo la vi… eso es lo único que se me ocurre al ver a alguien con estos “zapachanclas de plataforma”