2 de febrero de 2010

Cosas que son lo que no parece ser que son


Hallándome en la tesitura de intentar comprender lo que ante mis ojos estaba sucediendo, no pude más sino que retratar aquel fugaz retazo de lo que parecía ser un enorme falo. Mi esposa, no dando crédito a lo que veía, desmayóse sobre el terrazo al ver la envergadura de la verga que ante ella se mostraba.

"Cariño, no son uno sino dos los obeliscos tulgentes por el precio de uno lo que te entregan en cada fardo, ¿que clase de fémina precisa bálano tal para satisfacer sus más bajos deseos carnales?"


"Sorprendida quedarías querida", le dije descendiendo mi tono para no alarmarla, "de lo que corre por internet, no siendo este el mayor príapo que he visto usar a bellas mozas para darse placer".

Siempre que podemos, mi mujer y yo hablamos en castellano antiguo para así poder decir todas las barbaridades que se nos ocurren sin tener que sonrojar a los demás...por si alguien se ha quedado con la duda, si, es del Carrefour, pero son termos de biberones...

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